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Blog de Pediatria Social

Archive for agosto 2017

Qué hacer si te sale un hijo terrorista

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Las familias de los miembros de la célula terrorista de Ripoll han mostrado su dolor y desesperación ante los acontecimientos de la pasada semana. Han manifestado su repulsa a las acciones violentas, han lamentado las muertes y otras víctimas y han proclamado que todo ello no tiene nada que ver con el Islam, que es una religión de paz. Algunos de los relacionados con ese grupo por razones de vecindad o de negocios próximos, se han declarado víctimas, unas víctimas más de los ataques. Como comunidad se han distanciado de todas las iniciativas violentas. Las madres que han podido, incluso exhortaron a sus hijos mientras aún estaban en busca y captura, que se entregasen a las autoridades. Lamentablemente no ha sido así. El último terrorista buscado simuló ser portador de un cinturón con falsos explosivos en un gesto que sólo le condujo a ser muerto por la policía.

Ahora sólo quedan los lamentos.

No vamos a ser tan osados como para pretender ofrecer recetas o soluciones a situaciones tan dramáticas y, a la vez, tan complejas. Una simplificación puede ser considerar el terrorismo y la participación de individuos jóvenes como cualquier otra desgraciada deriva delincuencial de post-adolescentes. Muchas de ellas contienen un germen de autodestrucción propiciado por un aislamiento de la sociedad y de un menosprecio de los valores de convivencia más elementales. Tal sucede con el consumo de drogas, especialmente las menos recreativas y más adictivas que, además, por la ilegalidad, conducen a la marginación y como consecuencia del tráfico, al crimen o al suicidio más o menos disfrazado de sobredosis.

Tampoco se puede incluir el terrorismo entre los fenómenos de vinculación dependiente como a las sectas destructivas. Aunque la metodologia de captación y el enredo de la adscripción, exclusión social y marginación pueden ser similares, los objetivos o propósitos suelen quedar reducidos al ámbito más próximo.

El terrorismo sectario contiene algunos de esos elementos de clandestinidad, dependència y autonegación, pero y sobre todo, el propósito es la destrucción de otros, su muerte y aniquilación en aras de unos objetivos casi siempre desdibujados, situados en un universo del más allá trascendente.

Si un hijo «sale» terrorista, de la clase que se está produciendo actualmente con un substrato religioso islamista, probablemente ya haya poco que hacer porque  la manifestación suele anteceder muy poco a la muerte.

La prevención puede encontrarse en la educación en valores trascendentales como el respeto a la vida humana, el respeto a los otros, a la diversidad y pruralidad social, política o religiosa. La educación en la tolerancia, la generosidad, en la evitación de las discriminaciones cualquiera que sean sus motivos: raza, sexo, ideas, creencias, orígenes o culturas. La del respeto a la libertad, tanto la propia como la de los demás que es, en realidad, donde comienza la propia. Tal es una tarea que nos incumbe a todos.

X. Allué

(Una parte de este texto aparece ampliada en una publicación propia: La percepción selectiva)

Written by pedsocial

28 agosto 2017 at 19:35

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El derecho a la imagen de los niños

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En las secuelas de los ataques terroristas de Cataluña de la semana pasada, en algunos medios se ha suscitado la polémica sobre la publicación de la imágenes de las víctimas. Y más concretamente de las imágenes de las víctimas infantiles. En general, los medios responsables mantienen el acuerdo de que las imágenes de los niños debe aparecer «pixeladas» o tapadas de alguna forma, entendiendo que el derecho a la intimidad de los menores tiene un valor superior. Tal acuerdo se extiende habitualmente incluso a las llamadas «revistas del corazón», también conocidas como «del colirín», cuyo contenido gráfico suele superar con mucho el literario.

Desde este blog defendemos enfáticamente el derecho a la privacidad de todos los niños y en todas las circunstancias. Incluso ponemos en cuestión que tal derecho pueda levantarse por una autorización previa de los padres o tutores del menor, como también lo hemos hecho en el entorno de las autorizaciones para procedimientos asistenciales médicos. Pueden ser delgadas líneas rojas a la hora de saltárselas, pero preferimos que no se haga, por delgadas que sean.

Por todo ello somos especialmente críticos cuando las autoridades, legítimas o no, aprovechan situaciones de notable dramatismo para utilizar imágenes infantiles con propósitos dificilmente justificables.

La foto que acompaña a este blog ha sido publicada en múltiples medios, tanto impresos como digitales y en ella se contempla a un miembro de la realeza saludando a un niño hospitalizado, víctima de los mencionados ataques terroristas. Aunque nosotros la hemos tapado, la cara del niño aparece visible en todas las reproducciones que hemos podido ver, en flagrante desprecio del mencionado derecho a la intimidad de los niños. Pero nos hemos permitido resaltar con un círculo rojo una imagen en segundo plano que muestra a otro paciente, que ostensiblemente se está ocultando bajo las sábanas. Uno se pregunta porqué. ¿No quiso que le vieran?, ¿Era feo? ¿Estaba aterrorizado?…

Lo que resulta evidente y obvio, es que la visita a las víctimas tenía por objeto obtener una imagen para los medios.

Una larga vida en hospitales nos ha dado la oportunidad de ver la misma escena repetida. En 1996 y tras un atentado de ETA en un aeropuerto cercano, varias víctimas fueron ingresadas en mi hospital. Los niños en mi servicio. La tarde del día siguiente apareció por la planta un indivíduo que parecía espiritado, moviéndose nervioso, abriendo puertas y ventanas hasta que el personal le detuvo. Un personaje flaco y más bien bajito, anunció que era del servicio de protocolo del ministro del Interior y que venía a preparar la visita de su jefe a los pacientes ingresados. En aquel momento solo permanecía ingresada una niña inglesa con su madre, simplemente en observación porque no habia sufrido ningún daño, aparte del tremendo susto. El tipo desapareció con la misma rapidez que había llegado y. como al cabo de una hora, se presentó una pequeña muchedumbre de cargos ministeriales, un par de polis y media docena de periodistas con cámaras. Enmedio el ministro Mayor Oreja, del que lo más notable era la abundante caspa que adornaba los hombros del terno azul oscuro, casi negro, que portaba. Les increpé por lo intempestivo y ruidoso de la visita, pero no pude impedir que entraran todos en tropel en la habitación de los ingleses. El ministro se dirigió a la familia en correcto español, faltaría más, de lo que, también naturalmente, la familia no entendió nada, que para algunos lo de Babel continua activo. El personajillo más arriba mencionado produjo un hermosa caja de bombones que el Mayor Oreja le ofreció a la niña, un poco sorprendida y al tiempo alborozada por la atención recibida. Y, en un cierto desorden, salieron de la habitación. En esto, un pequeño revuelo dio paso a la aparición del equipo de TVE que, como suele ser habitual, habían llegado tarde al evento. El ministro, que podía haberse quejado, no se arredró. Volvió a entrar en la habitación, arrebató la caja de bombones de las manos de la niña que aún no habia tenido tiempo de abrirla, y repitió la escena de la entrega, esta vez para las cámaras. No me contuve y dije en voz alta: «¡Vaya huevos tenéis, todos juntos!» y, como en el famoso soneto cervantino, el Mayor Oreja «…/miró al soslayo, fuese y no hubo nada

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

23 agosto 2017 at 16:48

En los atentados siempre matan niños

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Es difícil substraerse de la actualidad cuando afecta en la proximidad. Los fenómenos violentos encuadrados en lo que se conoce como terrorismo internacional. La violencia, ejercida especialmente contra ciudadanos civiles, con objetivos políticos o ideológicos, pretende modificar la realidad induciendo miedo, terror, a las gentes. Su calidad de internacional la confiere su origen en diversos países y su ejercicio en otros cuando no existen relaciones de violencia directa como es la guerra. En este siglo, se considera que es una forma de conducir la guerra sin que necesariamente existan estado y fuerzas militares involucradas. Conflictos prolongados en el tiempo y ampliados en el espacio, como lo que viene sucediendo en los paises de Oriente Medio de cultura islámica, están en la raíz de los acontecimientos más recientes en los paises europeos. Queremos entender que el contexto religioso, el Islam, y los condicionantes culturales, así como el substrato de enormes diferencias socioeconómicas sólo configuran el entorno. No es una historia de «moros y cristianos», de medioevo contra modernidad, o pobres contra ricos, ni el trasunto de la desgraciada delimitación de países tras la caida del Imperio Otomano ahora hace 100 años (o «The Great Game» victoriano) o los rescoldos de la Guerra fría, luego alimentados con el petróleo de Golfo pérsico. Puede ser eso y mucho más. Pero principalmente es el recurso a la violencia indiscrimimada contra ciudadanos libres, cualquiera que sea el origen y el contexto.

La gran mayoria de los atentados contra civiles se suceden en lugares y países en los que ya existen conflictos armados activos. Y es donde se producen la inmensa mayoría de la víctimas, contadas por millares en los últimos años. Sólo en lo que llevamos de año, en 2017 se han producido 866 ataques i más de 5000 víctimas mortales.

En los ataques terroristas de Catalunya de la pasada semana, un niño de Rubí, una población del Vallés Occidental, y otro australiano, de Sydney, resultaron muertos y varios más sufrieron heridas de consideración diversa en los atropellos de las Ramblas. Las cifras de niños muertos en todo el mundo son difíciles de precisar, pero seguro que son millares. Pero un solo niño muerto ya es un niño demasiado. Los más cercanos se sienten más, pero la preocupación y el rechazo a toda violencia es y debe ser global.

No vamos a caer en la ingenuidad de que esto se acaba aquí. Va a seguir sucediendo y todos tenemos una obligación de contribuir a que pueda llegar a concluir. Mientras tanto, nos queda intentar entenderlo en su complejidad y también procurar explicárnoslo, nosotros y a los niños, cosa que no es fácil. Los niños se enteran y conviene que al explicarlo evitemos que se conviertan en víctimas a su vez del objetivo de los malvados, que es infundir temor, miedo. El miedo no puede evitarse, pero si reconducirse y gestionarse. A los más pequeños explicaciones simples pueden bastar. A los más mayores hay que ofrecer explicacions razonadas de lo que resulta irracional. e intentar proveer seguridad.

Estos días se ha utilizado el eslogan de fácil rima en catalán: «No tinc por«, no tengo miedo, enlazable con una cancioncilla infantil de programa más popular de la televisión catalana destinada a combatir los terrores nocturnos de los pequeños a monstruos y fantasmas, que se titula «Uh! Oh! No tinc por» (https://www.youtube.com/watch?v=2458weYDKGQ&feature=youtu.be). La «erre» final en catalán no suena, así que queda «uh, oh, ni tinc po«. Igual sirve.

 

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

21 agosto 2017 at 7:12

Niños muertos – repetimos

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Los expertos en «bloguerología», que si no és una ciencia conocida, pronto lo será, dicen que después de siete años de escribir en un blog se empieza a repetir lo escrito. Nosotros llevamos casi nueve y, logicamente, hemos reiterado los temas en ocasiones múltiples. Recuerdo que el premio Nobel de literatura Camilo José Cela afirmaba: «Todo está escrito. Pero hay que seguir y volver a escribirlo porque la gente se olvida«. Damos en entender que CJC escribió bastante y, en general todo bastante original, aunque no tenemos un bagaje cultural lo suficientemente amplio como para poder comprobarlo y afirmarlo. Para los aficionados a la literatura en español, lo que recomendamos no es leer las novelas de CJC, sino la larga colección de sus escritos en «Los papeles de Son Armadans«, que a la sazón (años 50 y 70 del siglo pasado) pueden muy bien ser lo que ahora es un blog.

En la columna de la derecha de este blog aparece una «nube» con los epígrafes de los temas tratados en más de una ocasión: los que tienen la letra más grande son los que el epígrafe se ha mencionado más veces. Uno de ellos es el de los niños muertos. Clicando encima se accede a por lo menos una docena de entradas de este blog que hacen referencia a los niños muertos. Muchos, demasiados. Y, para la inmensa mayoría, los pediatras no tienen o no tuvieron remedio.

Por si queréis leerlo de nuevo y recordarlo o por primera vez y soportarlo…

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

17 agosto 2017 at 8:14

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No vienen a Europa, se van de África

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Ya va siendo hora de que clarifiquemos algunas cosas. La realidad de los movimientos migratorios es tan antigua como la misma Humanidad. A estas alturas supongo que todo el mundo sabe que los humanos de nuestro género (Homo sapiens sapiens, aunque a veces no parece tan «sapiens») son originarios del continente africano, que migraron a través de Suez y el Sinaí hacia la masa continental de Eurasia y que hace menos tiempo, cruzaron a América por el norte y a Australasia por el sureste, para acabar ocupando todo el planeta. Migrar es lo que venimos haciendo con más constancia desde el origen de nuestros tiempos. Grandes migraciones más recientes han sido determinantes de la historia. Estos días se cumplen 525 años de cuando Colón zarpó en busca de las Indias y se topó con América. Como les dieron mala vida a los que entonces vivían allí, todo el continente se repobló con emigrantes europeos y africanos, unos voluntarios y otros llevados a la fuerza.

En los últimos 25 años se ha acentuado un flujo migratorio desde África a Europa que, entre el desorden y la maldad de los traficantes de seres humanos, está costando miles de vidas, básicamente por los impedimentos que se ponen en la última etapa de sus viajes migratorios que supone cruzar el Mediterráneo. (Nota: hace dos mil años, el Mediterráneo no era un elemento de separación sinó que, muy al contrario, era un medio de comunicación compartido: el Mare Nostrum)

Enmedio de continuo goteo de tragedias que aquejan a los que intentan cruzar el mar en medios precarios, veo dos informes que ponen el acento en la casus del  fenómeno migratorio, especialmente en lo que se refiere a los niños. Ambos coinciden en explicarlo. Instituciones de prestigio y experiencia, UNICEF, y Save the Children coinciden en el diagnóstico: no vienen, se van. Se marchan de donde la vida se les va haciendo insostenible por una miríada de razones sociales. Cierto, el hambre y la pobreza son determinantes, pero también las privaciones, los abusos, los malos tratos, la esclavitud, los matrimonios forzados o , en general la guerra o los conflictos armados de menor intensidad.

Los problemas de los niños emigrantes-inmigrantes no los vamos a resolver aquí. Hay que resolverlos allí.

X. Allué (Editor)

 

Written by pedsocial

7 agosto 2017 at 7:01

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