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Bebe a bordo

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En lo que queda de mes miles, si no millones, de familias llevaran a sus hijos pequeños de un lado a otro en diferentes medios de trasporte. Vuelta de vacaciones, regreso al lugar de origen, inicio de otras vacaciones, la última semana de agosto se mueve todo el mundo.

Seguro que todo el mundo ha visto alguna vez el letrero «bebé a bordo» en el cristal de la ventana posterior de algún automovil. Generalmente el anuncio intenta ser una advertencia a los demás conductores de que una personita ocupa el asiento trasero del coche y que se debe andar con cuidado de no causar daños que puedan afectar a un niño. Otra interpretación pudiera ser que, con un bebé a bordo, el conductor de ese vehículo puede conducir de forma menos que regular o realizar maniobras intempestivas o distraerse peligrosamente. Mejor mantenerse lejos.

«Bebé a bordo» es una traducción del inglés «Baby on board» aprovechando la concisión del idioma inglés. En español no solemos utilizar la ocupación de un vehículo de ruedas como «estar a bordo», termino que reservamos para las naves, ya sean barcos o aeronaves.

En cualquier caso es una advertencia de riesgo aumentado.

En los trasportes públicos no se suele advertir de la presencia de bebés a bordo. Pero no me cabe duda de que también reprsentan un riesgo, para ellos, los bebés, y para el resto de los pasajeros. Joel Stein en la revista TIME de esta semana publica una cínica e hilarante versión de los que es llevar un bebé en un avión, a cuenta de que Malaysia Airlines prohibe llevar bebés en 1ª clase. Llevar crios en avion, sobre todo en trayectos largos es un mal rollo, como se dice ahora, un cierto riesgo y, en cualquier caso un incordio en el mejor de los casos: espacio limitado, movimientos incontrolables del avión, cambios de presión, sequedad del ambiente ponen en jaque a cualquier menor, por bien educado que esté.

Pero si se toman precauciones se puede hacer todo más llevadero. Aquí unos consejillos:

Tomarse tiempo para acceder al aeropuerto y al embarque. Reducir al mínimo el equipaje de mano, mejor en mochila para tener las manos libres. Asegurarse d que antes de embarcar ya se ha hecho pis y se ha bebido agua y se ha comido algo: niños y papás. Tener prevista alguna actividad para durante el vuelo que entretenga al menor. Olvidarse de smartphones, iPads, MP3 y portátiles. Ayudar al pequeño a encontrar un espacio donde esté cómodo. Contar con el personal auxiliar de vuelo… pero no mucho; se cansan pronto de niños latosos. Pedir excusas por todo.

Joel Stein menciona el Benadryl, un antihistaminico que induce el sueño como recurso farmacologico. Yo he utilizado y recomendado dimenihidrinato (Biodramina ) que aparentemente tiene una efecto contra el mareo, pero que también es un inductor del sueño. Ambos son fármacos OTC de venta sin receta. Pero no deja de ser una cierta perversidad, drogar a un pequeño sin su permiso…

Lo que hay que llevarse siempre de viaje es un dosis doble de paciencia.

X. Allué (Editor)

(La imagen es una ilustración de T. Walenta que acompaña el artículo de Joel Stein)

 

Written by pedsocial

25 agosto 2011 a 22:08

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Una respuesta

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  1. Me parece una barbaridad echarle cosas a los pequeños para que no den la lata habiendo métodos más naturales. Mi marido y yo por ejemplo si vamos a hacer un viaje en coche largo, intentamos que sea después de comer o ya por la noche para que vayan dormidos.

    Cuando hemos cogido el tren siempre se ponen latosos. Es cierto que debes armarte de paciencia pero también atenderlos, distraerlos… Yo los llevo las horas antes al parque para que hagan ejercicio y duerman. Otra técnica es llevarles chuches pero al final si es muy largo se acaban cansando.

    Martina SG

    26 enero 2018 at 17:24


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