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Blog de Pediatria Social

Archive for agosto 2016

Ahogamientos, cierre de campaña…

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Simulacro en El sardineroHace cinco años defíníamos los ahogamientos como accidentes sociales. No se si por la penuria de noticias o porque me fijo más, parece como si este verano el número de ahogamientos ha sido superior. O más noticiado.

También es posible que haya más gente cerca del agua cuando habitualmente no lo estan. Sin embargo vemos que se repiten los patrones: coincide la edad, entre el año y los cinco, la hora del día, generalmente la tarde, un sábado, el agua dulce, o sea, piscinas, el primer día de las vacaciones y, en nuestro entorno, los niños de veraneantes europeos, sensiblemente de la Europa del Este.

Nos cuentan los responsables de emergencias en nuestro entorno que se han rescatado con vida más niños este verano. Lo que lamentablmente ha sucedido ha sido que la supervivencia sólo ha sido por un tiempo con soporte vital en una UCI, falleciendo después por daño cerebral por la anoxia. El seguimiento de la noticia del ahogamiento se extiende entonces varios días añadiendo dramatismo a los noticiarios.

Es obvio que lo único que puede hacerse es extremar las medidas de prevención tantas veces repetidas, y de las que la más importante es no perder nunca de vista a los pequeños. Socorristas y salvavidas viene ya después y no siempre se puede hacer nada.

Hace cinco años también decíamos que, comparativamente el mar se cobra menos víctimas. Pero en lo que respecta al Mediterráneo la tremenda tragedia de las muertes de emigrantes y refugiados estan cambiando el Mare nostrum por el Mare mortum. Y esos si que son accidentes sociales, de una sociedad, unas naciones, que no son capaces de encontrar una solución a las causas y una prevención a las consecuencias.

X. Allué (Editor)

(La foto que acompaña este post es de un simulacro realizado en El Sardinero, en Cantabria. Eldiario.es)

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30 agosto 2016 at 6:16

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Los niños y el flautista de Hamelin

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FlautistaLos pediatras sociales pueden encontrar en los cuentos y leyendas infantiles una estupenda fuente de metáforas o versiones de la realidad, de utilidad en el estudio y el manejo de la salud de los niños.

Una de ellas bien puede ser la del flautista de Hamelin. En su versión más popular relata el acontecmiento sucedido en esa localidad de la Baja Sajonia que, afectada por una insoportable plaga de ratas, recibió la visita de un peculiar personaje descrito como «…alto y flaco/con una pluma en el sombrero/y una flauta bajo el brazo», que se ofreció, a cambio de una suma de dinero, a librar el pueblo de la plaga. Aceptada la propuesta, el personaje tocando la flauta consiguió que todas las ratas le siguiesen hasta el rio Weser donde, al intentar cruzarlo, todas las ratas se ahogaron (quizá, menos una ??). Las autoridades se negaron a pagar al flautista alegando que era poco esfuerzo tocar la flauta. El flautista, en represalia, comenzó a tocar otra melodía que hizo que todos los niños le siguiesen, llevándoles a un lugar oculto en el monte Koppen. Le siguieron todos menos tres: uno cojo que no pudo seguirlo, uno ciego que no se pudo orientar y otro sordo que no oía la melodía. Lo que ocurrió con los niños aparece confuso en las diferentes versiones.

El cuento da para casi todo. En el siglo XIII (la fecha que se cita es 1284) podían haber ocurrido epidemias más o menos mortíferas relacionables con las ratas. La peste negra en Europa se produjo cien años más tarde, pero antes hubo otras epidemias. Que algo o alguien se lleve ratas y niños puede interpretarse como benéfico o como todo lo contrario. Que los niños desaparecieran igual sirve para una mortandad como para una emigración de gente joven, en busca de mejores perspectivas. Que siguieran a un personaje estrafalario (la versión inglesa habla del «pied piper«, siendo «pied» quien viste un atuendo hecho con retales de diferentes colores) podía también recordar la malhadada Cruzada de los niños y sus desgraciadas consecuencias.

La codicia y mala acción de los dirigentes de Hamelin al no cumplir su compromiso de pagar al flautista, resulta demasiado reconocible teniendo en cuenta los conportamientos de los políticos por aquí cerca.

Desde este mi rincón lo que más me intriga es la supervivencia de los tres niños descapacitados. En las versiones que existen no hay apenas referencias a que les sucedió. Ni tampoco si su destino fue favorable o al contrario. Sirve para recordar que los niños con dificultades no pueden siempre seguir a los demás y requieren una atención especial que les permita integrarse con su grupo.

Otras interpretaciones ha querido ver en el flautista un pedófilo que atrae niños, pero en cualquier caso sería reactivo a la actitud de los gobernantes de Hamelin.

La versión de Walt Disney, que data de ya hace años y está disponible en Youtube, endulza el final pues la cueva del monte Koppen es un paraiso de caramelos y golosinas, y el niño cojo se recupera milagrosamente y sigue a sus compañeros. Pero muestra a los niños como unos pobres esclavizados y obligados a realizar toda suerte de trabajos, a quienes el flautista redime y salva de unos mayores codiciosos, desconsiderados y abusivos que no se merecen tener hijos. Tal es un recordatorio de la vida que han llevado y, lamentablemente, aún siguen llevando muchos niños en muchos países.

Aún no he pensado cambiar mi bata blanca por un vestido de retales de colorines, pero el flautista como personaje me cae bien. Lo de tocar la flauta me va a llevar más tiempo.

Ahí van, de cualquier forma, 50 cuentos para trabajar las emociones de los niños… http://rejuega.com/blog/reflexiones-y-recursos/literatura-infantil/50-cuentos-para-trabajar-las-emociones-con-los-ninos/

 

X. Allué (Editor)

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25 agosto 2016 at 6:09

No a la guerra

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OMRAnApenas un par de semanas de que el presidente de nuestra sociedad firmase un contundente alegato contra la guerra, publicado en este blog, el Ejército de Tierra español tiene la ocurrencia de citar a Camilo J Cela, en una etapa suya de literatura grabancera, en la red social Twitter promoviendo la guerra. Para arreglarlo y ante la avalancha de críticas desde todos los espacios, se limita a musitar una excusa lamentando haber herido «sensibilidades». Que la defensa de un estado puede recaer en la proximidad de imbéciles psicópatas como el autor del «twit», queda por fuera de sensibilidades. Probablemente también queda fuera de la inteligencia, la denostada realidad que el destinatario del texto de Cela, un inválido necrófilo de cortas luces, consideraba merecedora de la muerte.

Que la responsabilidad de la comunicación de organismos de la administración del estado como es el departamento de Defensa tiene una lectura política es indudable. Que esto suceda mientras llevamos meses con un gobierno en funciones por la incapacidad de unos y otros, no limita las responsabilidades. Claro que si se tiene en cuenta que el titular del ministerio es un conocido fabricante de armas y que el anterior jefe del estado se iba de safari pagado por un traficante de armas sirio, le lleva a uno a preguntarse donde han confundido la defensa con la guerra. Cierto que, dijera lo que dijera Clausewitz, me quedo con la cita de Clemeceau de que la guerra es algo demasiado serio para dejarlo en manos de militares. Si ya resultó malo en Trafalgar, Cavite o Annual,  aún peor debe ser dejarlo en manos de traficantes.

La imagen que ilustra esta entrada de blog ha impactado todos los medios gráficos este fin de semana, como lo que hace la guerra, en esta ocasión en Siria, pero no distante de otras publicadas anteriormente aquí. Ya sean de Gaza, en la propia Siria, VietNam, o Barcelona 1938, las imágenes de la guerra y los niños se explican solas.

Hasta hace un siglo, algunos militares podían argumentar que, en las guerras, ellos ponían los muertos. Pero a estas alturas de la historia es más que evidente que los muertos son la gente: en Guernika, en Dresde, en Hiroshima o en Alepo. Los que matan ya sabemos quienes son.

Que los daños de los conflictos bélicos se alargan mucha más allá que el final de las hostilidades es también una evidencia. Las víctimas como Omran llevaran consigo toda la vida la tristeza de la guerra. Y nosotros la tristeza de no haber hecho lo suficiente para evitarlo.

X. Allué (Editor)

 

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22 agosto 2016 at 6:10

Vuelta al cole ¿ya?

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imagesHace un par de años saludábamos la segunda quincena de agosto con una pregunta: ¿Vuelta al cole? . Me enseñaron que en los titulares no deben figurar signos de interrogación. Resulta un poco pretencioso comenzar un escrito planteando una pregunta y luego intentar que lo que siga sea la respuesta. En esta ocasión el titular parece la respuesta a un anuncio cuando se les plantea a padres y alumnos todavia con sabor a sal en la piel de los baños de mar o con la mirada perdida de la contemplación de espacios abiertos vacacionales.

En un tercio de los países europeos, el año escolar se inicia oficialmente en el primero de septiembre. En los cinco países nórdicos, así como en los Países Bajos, Suiza y Liechtenstein, y también en Escocia, comienza entre mediados y finales de agosto. En el sur de Europa, la fecha de inicio por lo general es en la segunda quincena de septiembre (España, Grecia, Italia, Malta y Portugal). A simple vista las razones se pueden buscar en el clima: los veranos más calurosos invitan poco al estudio. Pero eso es sólo en Europa, porque hay millones de personas que viven en zonas donde las temperaturas son cálidas a lo largo de todo el año y no por eso se cierran las escuelas.

Los grandes almacenes hace ya semanas que van anunciando sus ventas de material escolar, vigilantes constantes del calendario y su repersusión en el consumo.

Personalmente recuerdo que, por una seria de cuestiones más administrativas que otra cosa, durante los siete años de mi bachillerato, de los 10 a los 17 años, el curso no comenzaba hasta después del Pilar (12 de octubre), y el 20 de mayo ya habían concluido los exámenes de fin de curso. Luego, durante la carrera en los últimos años, compatibilizar los estudios con el servicio militar obligatorio llevaba consigo concluir el año escolar también en mayo. Por la época, la ocupación militar tenía más de campamento de verano que de milicia, otra forma de ocio. En cualquier caso, vacaciones estivales de casi cinco meses hicieron de mi lo que soy y ya no voy a cambiar… Pero eso no va a ser óbice para entender que el calendario escolar, que bien puede ampliarse en su duración, beneficia la educación cuando se interrumpe por períodos más o menos breves que rompan rutinas y ofrezcan otras experiencias. Otra cosa es que se pueda compatibilizar con la vida laboral de los padres. Pero en todo el gran panorama de la conciliación de trabajo y familia, especialmente para las mujeres, el calendario escolar es sólo una parte. Y queda mucho por hacer.

X. Allué (Editor)

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18 agosto 2016 at 6:23

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Millennials, veintiuneros o los nacidos a partir del 2000

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Siglo 21Bueno, no viene a ser lo mismo. «Millennials» en inglés son los que llegaron a la edad adulta al final del milenio. «Veintiuneros» se usa en América con referencias diversas al número 21, desde fans de una banda musical hasta miembros de opciones políticas y, también los que viven en este siglo.

Nos referimos aquí a la gente que nació después del 31 de diciembre de 1999. Ya sabemos que ese día aún faltaban 365 para el cambio de siglo, porque las cuentas empiezan con el «1», no con el cero, pero a eso no hizo caso nadie y la juerga y los cohetes fueron esa noche. También la noche que nos tocó trabajar, de guardia por si se despirulaban los ordenadores y se iba la luz o pasaba cualquier otra catástrofe imprevista. Hasta nos dieron un voluminoso manual dedicado al posible efecto 2000, en sus siglas en inglés Y2K. Luego dijeron que no había pasado nada. Y, como de costumbre, mintieron: el sistema operativo del hospital donde trabajaba se fue al garete y estuvo tres dias sin funcionar, pero «no pasa nada». Total tuvimos que tirar de bolígrafo para escribir en papel y luego, al cabo de una semana, hacer que los administrativos lo pasasen «en limpio» al sistema de ordenadores.

A la familia que tuvo el primer hijo del año, o como se dijo, del nuevo milenio, le agasajaron y sacaron su foto en el periódico. Ese niño y los que fueron naciendo después están alcanzando la edad en la que dejan de ser pacientes pediátricos en nuestro sistema sanitario. Es un dato administrativo pero efectivo: su asistencia sanitaria pasa a depender de otros profesionales.

En nuestro hospital, y en muchos otros donde se tratan niños, se ingresan pacientes de edades superiores en las áreas pediátricas. Especialmente si se trata de afectados de patologías crónicas que se han venido tratando desde hacia tiempo, o los que por problemas de crecimiento o desarrollo, sobre todo psicomotriz, requieren dependencia y cuidados mas próximos.

Quedará además toda la patología del adolescente, periodo de la vida ese de la adolescencia, que tiene unos límites bastante imprecisos. Para unas cosas sí y para otras «adolescer», que es hacerse adulto, puede alargarse hasta la treintena, hoy día

En cualquier caso, apenas nos quedarán pacientes «del siglo pasado», si es que el calendario es significativo de algo.

Lo que conviene recordar es que lo que no hayamos hecho por los nacidos después del 2000, ya no tendremos oportunidad de hacerlo. Ahí van, dueños del futuro.

X. Allue (Editor)

 

 

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16 agosto 2016 at 6:55

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Josep Maria Jarque i Jutglar, maestro. In memoriam

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Josep-Maria-Jarque-perfil-Twitter_1629447290_33277105_260x366No me gusta reanudar esta serie con una noticia luctuosa, pero la vida te plantea situaciones casi siempre de forma inesperada. Este 10 de agosto ha fallecido Josep Maria Jarque i JutglarPosiblemente desconocido para muchos de los lectores de este blog, aunque le hemos citado en un par de ocasiones y en relación con la escuela inclusiva, Jarque ha sido maestro aunque se definía como «aprendiz de maestro» toda su vida, incluso cuando por razones administrativas se jubiló, como también decía, en contra de su voluntad.  Pedagogo fundador de la primera escuela, en un lejano 1958, de los Talleres Educativos «Emmaus», de formación ocupacional per niños con discapacidades psíquiques. Una vida dedicada a la educación especial y concluida en predicar la necesidad de que las escuelas deben integrar a TODOS los niños. La escuela inclusiva es un reflejo de la sociedad, de la que todos formamos parte y no puede «especializarse» más que en ofrecer la atención que cada alumno precisa.

Con la recuperación de las competencias en materia de Educación por parte del gobierno catalán al comienzo de la década de los 80, ocupó desde el principio la dirección del servicio de Educación Especial de la Generalitat de Cataluña. Ha sido asesor del Departament d’Ensenyament hasta su jubilación y, después, ha continuado ofreciendo sus enseñanzas por todos los medios a su alcance, incluso en estos últimos tiempos como un hombre de su siglo, a través de la redes sociales. En 2000 recibió la Creu de Sant Jordi por su tarea a favor de los minusválidos.

Los que hemos gozado de su amistad y todos los que de él han aprendido la realidad de las escuelas, no lo olvidaremos.

X. Allué (Editor)

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10 agosto 2016 at 21:24

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