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Blog de Pediatria Social

Archive for abril 2019

Emociones negativas y estrés

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Hace un cerro de años escribí un articulillo sobre el estrés infantil para la revista En Familia, de la AEP, que ahora me recuerdan y me piden si lo quiero reeditar.

Ya sabéis que lo mío es re-publicar, que uno no es republicano en vano. Me da que ese republicanismo y editado desde Catalunya fue lo que llevó al desencuentro con la Sociedad Española de Pediatría Social. Ellos se lo pierden, que yo ya estoy de vuelta de todo. Faltaría más.

 

El texto dice así:
Las emociones negativas, las frustraciones y las contrariedades forman parte de la vida y son un elemento fundamental del proceso educativo.

El estrés es una convención que engloba una amplia variedad de síntomas, signos y emociones que ejercen tensión sobre las estructuras mentales y biofísicas de las personas.

La percepción de emociones negativas, indeseadas o realmente agresivas, naturalmente causa tensiones que van a manifestarse en la vida de relación y también en la función básica del organismo.

¿Es normal el estrés en los niños?

Cuando se observa a los niños, desde el momento de nacimiento se pueden apreciar respuestas al estrés. El primer llanto, cuya función principal es abrir los pulmones para iniciar la respiración, se registra como una respuesta al estrés, al propio estrés de llegar a la vida. Durante las primeras etapas de la vida, el llanto es la expresión emocional más común de la respuesta a factores estresantes indeseados.

Abrazar y acunar al niño, darle un chupete, ponerle al pecho o cantarle una nana, es la respuesta aliviadora común cuando un niño llora. Se trata de paliar el estrés cualquiera que haya sido la contrariedad que lo haya motivado. El estrés es percibido como sufrimiento y debe mitigarse.

Sin embargo, de esa respuesta natural, en nuestra sociedad se ha progresado hacia la creación alrededor del niño de un universo absolutamente protegido y protector que le evite el más mínimo sufrimiento, real o percibido. Y al mismo tiempo, los adultos, las madres y los padres, se estresan terriblemente si les parece que su hijo está padeciendo algo que le obligue a llorar.

Nos estamos refiriendo a situaciones que puedan generar estrés de forma aguda, momentánea. Otra consideración merecería el padecimiento durante largo tiempo de contrariedades o agresiones. Y, además, sólo nos referimos al estrés que genera la vida normal, dejando para otra ocasión situaciones como el síndrome de estrés postraumático de los accidentes, agresiones o catástrofes.

Padres y pediatras deben entender que las emociones de carácter negativo, las frustraciones y las contrariedades son parte natural de la vida. Toda ella está llena de circunstancias y situaciones que uno quisiera evitar pero que naturalmente suceden y a menudo son inevitables.

Tanto más aún cuando a veces es necesario provocar esas emociones negativas en el proceso natural de la educación, como sucede cuando marcamos límites a la actividad o los deseos del niño. En la educación, que es un sistema de modificación de la conducta, más veces que al contrario, hay que decir que no. Que no a la actividad espontánea, que no a las peticiones, a los intereses momentáneos o los deseos inmoderados. “Niño: eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca…” dice Serrat en una de sus canciones.

Obviamente esas limitaciones pueden provocar frustración y, con ello, estrés.

Bienvenido sea, pues. Porque generar una cierta tensión concede valor a la propuesta, provoca una respuesta que puede reconducirse y, en cualquier caso, contribuye a la experiencia, elemento fundamental de la educación.

Podemos relajarnos y entender que las frustraciones habituales de la vida, aunque generen estrés, no van a acompañarse de “traumas” que alteren la personalidad del niño en el futuro. La ausencia de límites, la gratificación acolchada continua, puede ser peor cuando diluye el desarrollo de la personalidad en un mundo amplio y vacío.

Nota: Durante un tiempo he dado en creer que la constante referencia a los “traumas” infantiles arranca de una mala traducción del título del clásico libro de Sigmund Freud “Los sueños”, Der Traum, en alemán, por quienes no pasaron de la primera página. Lost in translation.

 

Pues eso.

X. Allué (Editor)

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30 abril 2019 at 19:25

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Notre-Dame de París y la atención sanitaria a los niños del mundo

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La iglesia catedral de Notre-Dame de París ha sufrido un pavoroso incendio (los incendios son «pavorosos», como los terremotos son terribles, y las inundaciones devastadoras) que ha destruido una parte importante de la estructura de la cubierta y ha destrozado la aguja central. Tremendo. Lamentable.

Pero en menos de una semana se han recaudado (o comprometido, que eso del dinero va lento) más de 600 millones de euros para su reconstrucción. No está mal.

Se trata de un templo católico, la sede de la archidiócesis de París. Construida entre 1163 y 1245 en la Île de la Cité, la catedral de Notre Dame de París es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo.

Pero en Francia las iglesias, desde la Revolución francesa, son propiedad del estado. De manera que a la Iglesia católica la reconstrucción no le va a costar ni un euro.

La llamada en petición de ayudas del presidente Macron ha sido atendida por múltiples donantes pero, y muy especialmente, grandes empresas e industrias. Como donación , fácilmente lo incluirán en sus cuentas de gastos deducibles, así que probablemente además de quedar bien, se van a ahorrar dinero. Por otro lado, el incendio muy fácilmente relacionable con las obras que se estaban llevando a cabo en el edificio, casi seguro que cuenta con alguna cobertura de seguros. O sea que algo pagarán los seguros. Todos contentos.

Esta cosa de quemar edificios o, más concretamente, iglesias tiene su historia. Durante la revolución de 1936 en donde vivo no se quemaron muchas. Principalmente un convento de clarisas. Lo reconstruyeron y aún sirvió de hospital de sangre durante parte de la Guerra civil, hasta que lo bombardearon los cruceros italianos desde el mar porque nuestra ciudad era centro de suministros para la batalla del Ebro. Hubo que derruirlo y durante la última dictadura construyeron en su sitio un flamante hotel con las ayudas al turismo.

Lo que desde aquí entendemos, con toda la sensibilidad hacia edificios góticos religiosos o no, es que con 600 millones de euros se pueden construir y atender el funcionamiento al menos durante una año, de más de mil Centros sanitarios en los países menos favorecidos. La construcción por ahí está barata y el personal sanitario acostumbra a sobrevivir con estipendios modestos.

Una catedral gótica nos habla del pasado y de la vida perdurable. Mientras que un centro asistencial nos habla del presente, Y de que la vida perdure al menos un tiempo razonable y no se extinga antes de los 5 años por el hambre, la pobreza, las enfermedades infecciosas y la malnutrición.

A la hora de recabar recursos no parece que todos pensemos lo mismo.

X. Allué (Editor)

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22 abril 2019 at 7:43

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El sarampión también es una enfermedad social

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Apenas habíamos publicado la entrada sobre la paperas que los boletines de notícias saltaron con la información de que en un barrio de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York, se había declarado una alarma epidémica por un número notable de casos de sarampión. Ello ha llevado a las autoridades a ordenar la vacunación forzosa de la parte de la población no vacunada en una zona delimitada por distritos postales en Borough Park y Williamsburg.

La orden se acompaña de información precisa sobre el sarampión y lo que representa en varios idiomas, entre ellos el español : https://www1.nyc.gov/assets/doh/downloads/pdf/imm/faq-measles-sp.pdf.

Esta medida sin precedentes recientes está causando una notable controversia, no del todo ajena al hecho de que en el vecindario afectado viven numerosos miembros de la comunidad judía ortodoxa. El caso indice al parecer corresponde a un menor no vacunado que había regresado de un viaje a Israel recientemente. Ese grupo social mantiene una postura de resistencia al uso de vacunas por una variedad de razones, aunque fundamentalmente religiosas. Obviamente nos encontramos de nuevo ante una patología infecciosa que reconoce unas causas sociales notables.

Habrá que ver como prosigue esta situación pero, y en cualquier caso, que sirva la ocasión pata volver a recordar la importancia que tienen las vacunas para la salud de niños y adultos y la insensatez que representa oponerse a su uso.

X. Allué (Editor)

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12 abril 2019 at 7:23

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Las paperas: ¿una enfermedad infecciosa o una enfermedad social?

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Las paperas han sido (o quizá aún son) una enfermedad predominantemente infantil que ha aquejado a millones en todo el mundo. Infantil, pero no siempre. Yo padecí una parotiditis infecciosa a los 29 años, en mi último año de residencia y, cómo no, se acompañó de todas las complicaciones que vienen en los libros: hepatitis, pancreatitis, orquitis y, también, meningoencefalitis que me acabó llevando a la UCI durante unos días. Tuve suerte y me recuperé (incluso tuve hijos después), pero el susto aún me dura.

La vacuna, descubierta pocos años antes se aplicaba (y se aplica) junto con las del sarampión y la rubéola. Pero siendo un adulto, a mi no me llegó. La extensión de la vacuna Triple vírica ha (quizá debiéramos decir «había») prácticamente erradicado esas virasis, al menos en Occidente. Pero hay problemas.

Lo que sigue es una transcripción del editorial que publica Paul E. Offit, del Centro de Enseñanza de Vacunas del Philadelphia Children’s Hospital en Medscape esta semana, respondiendo a la pregunta «¿Qué hace falta para erradicar las paperas», a raíz de un brote de parotiditis infecciosa en varios centros universitarios de Pennsylvania.

«…La vacuna contra las paperas fue desarrollada originalmente en los Estados Unidos en 1967 por el Dr. Maurice Hilleman. En ese momento, se reportaban alrededor de 200,000 casos de paperas (al año), y esa fue probablemente una estimación baja de lo que realmente estaba sucediendo. Las paperas no es una enfermedad trivial. Puede afectar las glándulas parótidas y causar dolor al comer, pero también puede afectar los testículos, causando orquitis, que puede conducir a la esterilidad. Puede afectar los ovarios, causando ooforitis, que también puede conducir a la esterilidad. Así que no es una infección trivial.

Debido a la vacuna contra las paperas, pasamos de unos 200,000 a unos 200 casos al año. Pero las paperas nunca se han eliminado, y eso es diferente de los componentes de sarampión y rubéola de la vacuna MMR. El sarampión se eliminó de los Estados Unidos en 2000, y la única razón por la que el sarampión ha regresado en este país es porque un número crítico de padres ha optado por no vacunar a sus hijos. La rubéola también fue eliminada en este país en 2005 y aún no ha regresado.

Las paperas nunca fueron eliminadas. La razón porque regresa y según se observa en los estudios iniciales, hubo una frecuencia mucho mayor de células B y T de memoria después de la inmunización contra el sarampión y la rubéola que después de la inmunización contra las paperas. Lo que hemos visto clínicamente es consistente con eso. Aproximadamente 10 años después de la recomendación de la primera dosis a fines de la década de 1960, hubo una reducción de las paperas. Pero claramente, después de ver que la memoria de la vacuna (la inmunidad) comenzara a desvanecerse, en 1991 se hizo una recomendación para una segunda dosis de MMR , principalmente para el componente del sarampión. La recomendación de la segunda dosis fue para niños de 4 a 6 años, por lo que 10 años más tarde, aproximadamente en la adolescencia tardía o en la edad adulta temprana, comenzaría a ver el regreso de las paperas debido a la disminución de la inmunidad.

El año pasado tuvimos alrededor de 6000 casos de paperas en los Estados Unidos. Muchos se asociaron con brotes universitarios, porque eso es aproximadamente 10 años después de la segunda dosis.

La recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades es ofrecer una tercera dosis de la vacuna contra las paperas si se está en un campus universitario o en un entorno donde hay un brote. De todos modos, podemos estar avanzando hacia una recomendación general de una tercera dosis, si estos brotes continúan entre los jóvenes de 16 a 18 años.

Que ahora se convierta en una enfermedad que se manifieste entre estudiantes universitarios no deja de ser una peculiaridad epidemiológica con un, evidente, componente social.

Y es que, al fin y al cabo, las enfermedades contagiosas son enfermedades sociales, del grupo, de los que conviven.

X. Allué (Editor)

 

El prof. Manuel Cruz, insigne pediatra, nos comentaba que hace años, en algunas colectividades en Andalucía, a las paperas las llamaban «La hermosura«. ¿Sería por qué, con los mofletes hinchados los niños se veían mas «hermosos?
La imagen es de los NIH

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9 abril 2019 at 20:07

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La eutanasia en nuestro ámbito

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La noticia de un nuevo caso de eutanasia publicitada llena hoy las portadas de los noticiarios y los periódicos: un marido ayuda a morir a su esposa gravemente invalidada con su consentimiento y publica un vídeo del proceso. Detenido brevemente, ha sido puesto en libertad sin cargos.

Desde este blog nos hemos referido con interés al tema de la eutanasia infantil que, como tantas otras cosas, tiene su características especiales:

https://pedsocial.wordpress.com/2013/10/28/eutanasia-un-tema-peliagudo/ 

https://pedsocial.wordpress.com/2015/10/06/eutanasia-infantil-de-nuevo/

El Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría se pronunció en su día (https://www.aeped.es/comite-bioetica/noticias/comentario-comite-bioetica-aep-frente-al-debate-abierto-en-belgica-sobre-eu)

Justo en medio de la campaña electoral para los comicios a las Cortes españolas, seguido de las elecciones europeas y municipales, el tema irrumpe, trayendo la realidad delante nuestro. Irrumpe e interrumpe los vacíos discursos de los últimos tiempos dedicados a temas simbólicos de la política de los desocupados, las sandeces de quienes carecen de programa o las declaraciones delirantes de quienes quieren regresar a las épocas más negras de nuestra historia y limitar los derechos que tanto han costado conseguir.

La regulación de la dignidad de la muerte había entrado en la maraña de las discusiones parlamentarias ultimamante, pero la convocatoria adelantada de las elecciones ha devuelto el tema a los cajones de los temas pendientes, con el regocijo de las derechas y de los curas, unos y otros entretenidos en sus particulares onanismos.

Los profesionales de la asistencia sanitaria y social hace tiempo que pedimos regulaciones legales que despenalicen realidades con las que la población y nosotros nos vemos abocados a resolver. Y siempre en circunstancias dramáticas bajo la presión de que jueces y policías, en defensa de legalidades obsoletas, nos amarguen la vida e impidan el curso de la vida.

Volvemos a exigir que la realidad se imponga a las creencias y que las fuerzas que hacen ls leyes se acerquen a esa realidad sin tapujos, componendas y regresiones que hacen la vida desgraciada para muchos.

X. Allué (Editor)

 

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5 abril 2019 at 7:14

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Empatía, una habilidad clínica

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Hace unas semanas Carmen Martínez me hizo llegar por Twitter esta referencia. La dejé reposar un poco y, luego, pensé en traducirla.

El primer párrafo dice:

No existe consenso sobre la definición de empatía. La empatía se ha descrito como emocional y espontánea, cognitiva y deliberada, o como una combinación de ambas. Las reacciones no verbales de atención, las reflexiones de los sentimientos, la oferta de seguridad, la simpatía y la compasión se han combinado con empatía, lo que hace imposible diferenciar la empatía de otras habilidades de comunicación. 

Pero el Google translate se hizo un lío y había que traducirlo con calma. Y eso lleva tiempo. De manera que ahí dejo la referencia. Lo más interesante es lo que se refiere a las dificultades, no solo de definir la empatía, sino de medirla, de cuantificarla.

Pero ánimo, echadle un tiento y decidme algo. Mis sentimientos son de total empatía con mis lectores.

https://journals.lww.com/academicmedicine/Fulltext/2018/12000/Defining_Empathy_to_Better_Teach,_Measure,_and.11.aspx

 

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

1 abril 2019 at 19:03