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Blog de Pediatria Social

Archive for agosto 2011

Más allá de la educación-El modelo Barça

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No va a ser posible ocultar las preferencias deportivas en este post (Força Barça!!) Pero con la liga aún sin comenzar si es posible hacer una referencia al modelo de formación que en los últimos años ha protgonizado el Futbol Club Barcelona en sus instalaciones de formación de La Masia.

Tomamos de referencia lo que hace tres meses publicaba la revista The Economist bajo el título «The catalan kings», Los reyes catalanes, publicación que estimamos no partidista, donde, dentro de toda una serie de consideraciones sobre la economía del futbol en general y la politica de gestión del FC Barcelona en concreto, se describe sucintamente el funcionamiento de la escuela de futbol de La Masia. La reciente inauguración de unas nuevas y más amplias instalaciones permitirán llevar a cabo las tareas con mayor comodidad para los alumnos del plantel y sus tutores tras una larga etapa de 32 años de experiencia educativa deportiva.

Es evidente que es un modelo formativo para una élite, en este caso deportiva, y del que no se aleja la apuesta de futuro con sus rendimientos deportivos y, también económicos para el club. Pero es de esa apuesta y de esa actividad de donde arranca la doctrina que en estos últimos tiempos propugna el actual entrenador y referente deportivo del club Josep («Pep») Guardiola. Sus referencias continuas al esfuerzo, al trabajo conjunto, la moral de equipo, la humildad y el sacrificio, la prudencia y el «fair play» formaron parte de los largos años de formación en La Masía y que ahora impone a los jugadores del primer equipo.

Y, además, ganan partidos de futbol.

A mi entender, un modelo de formación integral de este tipo no es fácil de extender a todo el sistema educativo. Tanto los recursos disponibles en La Masía, que son notables, como los componentes de ilusión, motivación y vocación del alumnado hacen una realidad selecta. Pero la ideas están ahi y éstas, afortunadamente, son gratis. Por lo tanto se pueden reproducir en cualquier otro ámbito.

Justo ahora que comienza el nuevo curso, en una época que por todas partes anuncia futuros inciertos y crisis continuas, económicas, sociales y de ideas, puede ser útil y estimulante fijarse en modelos que tiene un indudable éxito e intentar aprovechar lo que de ellos se pueda aprender.

Los pediatras que tratan niños se encuentran con ocasionales peticiones de consejo sobre prácticas deportivas y de certificaciones de salud para la práctica de deportes. Esas son oportunidades para recordar a los padres los otros valores que acompañan al deporte y la conveniencia de estimularlos. Se debe instar a los padres a participar en la medida de lo posible en las actividades deportivas de sus hijos, aunque sólo sea como espectadores, y así aprender con ellos.

X. Allué (Editor)

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29 agosto 2011 at 19:03

La aceptacion social de los medicamentos genéricos

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Cuesta. Pero hay que racionalizar la farmacia y la terapéutica en esta parte del mundo.

Que la prescripción de fármacos se vaya a regular por ley en este país no deja de ser una rendición ante un gasto que la administración considera excesivo y una limitación a la libre prescripción: no lo hacemos los médicos, pues lo hará la administración.

Cierto es que los médicos no lo hemos hecho bien, enfangados en las corruptelas que representa la presión de la industria farmacéutica. Y que también los farmacéuticos se han beneficiado de una libertad mal aplicada. Y no digamos la industria que ha aprovechado todos los instrumentos del consumismo para favorecer sus intereses.

Pero la administración: ésta, la anterior y la anterior a la anterior; la del gobierno central y las de los reinos de taifas autonómicas, han desordenado, manipulado, procrastinado y ignorado una regulación del consumos de medicamentos en aras de un populismo mal entendido arrastrado de la época de la dictadura. Aún estamos pagando las generosidades populistas de unos gobiernos totalitarios intrínsicamente injustos. Y los usuarios en general que se han aprovechado del costo subvencionado de los fármacos para exigir recetas y acumular medicamentos sin usar en el armarito del cuarto de baño. En eso del despilfarro en el consumo farmacéutico no hay inocentes: que nadie se agache a coger la primera piedra no sea que alguno aproveche la postura para darle una patada en la boca.

Pero la prescripción de genéricos es sólo una pequeña parte de los que se necesita para reducir el gasto farmacéutico. Hace más de 20 años los sucesivos Programas selectivos de revisión de medicamentos (PROSEREME) dieron al traste con multitud de mejunjes inútiles y boticas cargadas de patrañas. Algunas regulaciones han disminuido las intoxicaciones infantiles al optar la industria por favorecer el envasado en “blister”, menos accesible para los pequeños. Pero cambiaron poco los hábitos tanto de prescripción como de consumo: para muchos médicos el recurso de la receta les ahorra explicaciones y otros consejos y a los pacientes les cuesta salir de la consulta sin llevarse “algo”.

El cambio de mentalidad no va a ser fácil, pero es definitivamente posible. En mi consulta de Atención Primaria, a la que accedí en substitución de un profesional competente pero poliprescriptor he reducido las recetas al mínimo sin encontrar resistencias. Recientemente durante tres días consecutivos con una media de 20 pacientes (estamos en verano) no he hecho NINGUNA receta, ni siquiera un antitérmico. Y creo poder afirmar que todos se fueron dando las gracias. (Otra interpretación es que es posible que esos pacientes tampoco precisasen la visita en primer lugar, pero la demanda es la que es).

En la aceptación social de los medicamentos genéricos tenemos una responsabilidad directa los médicos prescriptores y los pediatras sociales la de promover actividades que le den apoyo.

X. Allué (Editor)

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28 agosto 2011 at 11:25

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Bebe a bordo

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En lo que queda de mes miles, si no millones, de familias llevaran a sus hijos pequeños de un lado a otro en diferentes medios de trasporte. Vuelta de vacaciones, regreso al lugar de origen, inicio de otras vacaciones, la última semana de agosto se mueve todo el mundo.

Seguro que todo el mundo ha visto alguna vez el letrero «bebé a bordo» en el cristal de la ventana posterior de algún automovil. Generalmente el anuncio intenta ser una advertencia a los demás conductores de que una personita ocupa el asiento trasero del coche y que se debe andar con cuidado de no causar daños que puedan afectar a un niño. Otra interpretación pudiera ser que, con un bebé a bordo, el conductor de ese vehículo puede conducir de forma menos que regular o realizar maniobras intempestivas o distraerse peligrosamente. Mejor mantenerse lejos.

«Bebé a bordo» es una traducción del inglés «Baby on board» aprovechando la concisión del idioma inglés. En español no solemos utilizar la ocupación de un vehículo de ruedas como «estar a bordo», termino que reservamos para las naves, ya sean barcos o aeronaves.

En cualquier caso es una advertencia de riesgo aumentado.

En los trasportes públicos no se suele advertir de la presencia de bebés a bordo. Pero no me cabe duda de que también reprsentan un riesgo, para ellos, los bebés, y para el resto de los pasajeros. Joel Stein en la revista TIME de esta semana publica una cínica e hilarante versión de los que es llevar un bebé en un avión, a cuenta de que Malaysia Airlines prohibe llevar bebés en 1ª clase. Llevar crios en avion, sobre todo en trayectos largos es un mal rollo, como se dice ahora, un cierto riesgo y, en cualquier caso un incordio en el mejor de los casos: espacio limitado, movimientos incontrolables del avión, cambios de presión, sequedad del ambiente ponen en jaque a cualquier menor, por bien educado que esté.

Pero si se toman precauciones se puede hacer todo más llevadero. Aquí unos consejillos:

Tomarse tiempo para acceder al aeropuerto y al embarque. Reducir al mínimo el equipaje de mano, mejor en mochila para tener las manos libres. Asegurarse d que antes de embarcar ya se ha hecho pis y se ha bebido agua y se ha comido algo: niños y papás. Tener prevista alguna actividad para durante el vuelo que entretenga al menor. Olvidarse de smartphones, iPads, MP3 y portátiles. Ayudar al pequeño a encontrar un espacio donde esté cómodo. Contar con el personal auxiliar de vuelo… pero no mucho; se cansan pronto de niños latosos. Pedir excusas por todo.

Joel Stein menciona el Benadryl, un antihistaminico que induce el sueño como recurso farmacologico. Yo he utilizado y recomendado dimenihidrinato (Biodramina ) que aparentemente tiene una efecto contra el mareo, pero que también es un inductor del sueño. Ambos son fármacos OTC de venta sin receta. Pero no deja de ser una cierta perversidad, drogar a un pequeño sin su permiso…

Lo que hay que llevarse siempre de viaje es un dosis doble de paciencia.

X. Allué (Editor)

(La imagen es una ilustración de T. Walenta que acompaña el artículo de Joel Stein)

 

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25 agosto 2011 at 22:08

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La sociedad adolescente

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JMS Burson publica en su bolg unas reflexiones sobre la sociedad adolescente («Somos el mundo, somos los niños» ) indicando por un lado el predominio de la juventud y su revalorización sobre el mundo adulto y, por otro, la realidad de que la sociedad, como ente, como ser, atraviesa aún una etapa de incertezas que recuerda a las de la adolescencia.

Evidentemente tenemos mucho que aprender y mucho que madurar individual y colectivamente, aunque eso no deba ser necesariamente malo o incompleto. Quizá que una sociedad en constante evolución y renovación tiene necesariamente que contener esas incertezas y todas las inconsistencias que experimentamos. Es posible que una sociedad completamente madura y estable se vea abocada a una biólogica decadencia.  Y, en cambio y a pesar de las dificultades que aportan las crisis como en la adolescencia, sea beneficioso para que la sociedad progrese y con ella todos juntos.

A los elementos más jóvenes y, sobre todo, si pretendemos mantenernos cerca de ellos, debemos recordarles que muchas de las inconsistencias e incertidumbres que la sociedad aporta son parte necesaria del crecimiento. Y ello precisamente en una sociedad opulenta como la occidental en la que se está sobreprotegiendo a la juventud y dando mensajes de que todo se te da y sin esfuerzo.

Claro que hay muchos jóvenes con serios motivos de queja porque no lo tienen precisamente fácil: pobres, marginados, excluidos, con problemas de salud, sobre todo de salud mental, desadaptados a la escuela, etc. éstos son las víctimas de las inconsistencias del sistema, de la falta de madurez de una sociedad que, como también pasa con los adolescentes inmaduros, es más egoista y poco solidaria.

Tenemos trabajo.

X. Allué (Editor)

Nota: «We Are the World» (en español: «Somos el mundo») es una canción escrita por Michael Jackson y Lionel Richie en 1985, producida por Quincy Jones y grabada por un gran grupo de músicos famosos formado especialmente para la ocasión que se denominó USA for Africa (United Support of Artists for Africa)

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24 agosto 2011 at 11:08

London riots- Los disturbios y la violencia en Inglaterra

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No se os puede dejar solos. Me quito de en medio unos días por vacaciones y os ponéis a quemar Londres…

Esto lo mismo lo puedo decir yo que Mr. Cameron, el actual premier inglés en vista de los acontecimientos que aquejan estos días muchas ciudades de Inglaterra—curiosamente no de los otros miembros del Reino Unido, Escocia o Gales—con notable dramatismo.

Por diversos motivos me obligo a mi mismo a dedicar unas líneas a pesar de mi anunciada ausencia.

Estas noticias de actualidad no deberían tener cabida en este blog si no fuera por la referencia a la participación de menores, de niños de 11 y 12 años, según declara el propio señor Cameron, en los disturbios.

Y, sobre todo, por la decidida interpretación que de los acontecimientos veine a hacer el propio gobierno británico y una buena parte de la prensa publicada que, sostienen, que se trata de una cuestión de pura delincuencia cuyo único tratamiento es policial.

No me cabe duda que el control y el orden en las ciudades es una materia policial. Pero no acepto que se trate de una explosión de delincuencia y criminalidad simplemente concentrada y violenta ocasional. Una cosa es que los actos vandálicos conviertan a sus perpetradores en criminales y otra que todos los que participan en los disturbios sean delincuentes.

La misma participación de menores lo atestigua: son tan jóvenes que difícilmente han tenido la oportunidad de delinquir.

Lo que resulta evidente es que una explosión de violencia de semejante extensión se tiene que asentar sobre unas condiciones y circunstancias que la propicien y que han sido suficientemente mencionadas: falta de perspectivas, fracaso escolar, desempleo crónico, marginación, pobreza, hacinamiento, exclusión social, prejuicios raciales y media docena más que se arrastran desde hace mucho tiempo y que se han visto agravadas por la actual crisis económica. De todo ello los menores, los niños, son víctimas, no actores.

Uno se pregunta si el señor Cameron puede movilizar 16.000 “bobbies” en 24 horas, no podría en algo más de tiempo movilizar otras tantos maestros y trabajadores sociales (y, porqué no? pediatras), e invertir lo que se va a gastar en tanques de agua y pelotas de goma en instrumentos de educación.

Cabe añadir que responsabilizar al Blackberry Messenger y a Twitter de los disturbios y los estragos, es la consabida—y en este caso literalmente—inmolación del mensajero.

En cualquier caso, se trata de materia de reflexión para los pediatras sociales porque no veo en la sociedad inglesa actual tan grandes distancias con la nuestra, y los pediatras estamos muy cerca de esa población infantojuvenil que protagoniza la actualidad.

Obviamente que los paralelismos con el movimiento de los, así llamados, indignados son fáciles, lo mismo que lo son las enormes distancias que separan las acciones de éstos con la violencia desatada en Inglaterra. Pero no lo son tanto los substratos.

Como pocas cosas son nuevas bajo el sol, se puede citar a Virgilio via Servius: Indignata. Quia iuvenis erat. Indignado, furioso, porque era joven.

Mas vale que los que ya no lo somos nos lo tomemos en serio.

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

11 agosto 2011 at 18:49

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