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Deberes («home work») – II

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DeberesLlevarse trabajo a casa es una realidad en muchísimos ámbitos de la vida productiva. Se hace por necesidad, por acúmulo de tareas, por insuficiencias propias y hasta por vicio o adición (“workaholism”, dicen en inglés, paralelo al alcoholismo).

En el caso de los niños, el trabajo escolar en casa se denomina comúnmente hacer los deberes, o deberes por antonomasia, como si no hubiese otros, contrapuestos a los derechos.

Educadores, pedagogos (que no siempre son educadores), psicólogos, sociólogos, padres y administraciones diversas, no se ponen de acuerdo sobre la bondad, necesidad y conveniencia de que los niños se lleven tareas escolares para realizarlas fuera de la escuela. Digo fuera de la escuela precisamente porque en mi memoria persiste la realidad de completar las tareas escolares en un banco de un paseo y no en casa donde, por cierto, no “había sitio”, no tenía un espacio para tal cosa en la leonera-dormitorio que compartíamos varios hermanos.

Los sesudos responsables de la educación infantil no se han tomado la molestia de preguntárselo a los niños. Los que sí fuimos niños—y nos acordamos—hace tiempo que nos hemos formado una opinión: los deberes representan un reconocimiento de las insuficiencias del sistema educativo formal y una privatización de la escolarización revertida hacia las familias.

La tendencia actual, envuelta en una meliflua y buenista actitud de los responsables de la escolarización, justifica los deberes como una forma de implicar a las familias en el proceso educativo, integrar los diferentes aspectos de la educación entre los diversos escenarios de la vida infantil y reforzar la importancia de los estudios formales entre sectores sociales menos sensibilizados o, de alguna forma, distanciados del sistema educativo o marginados.

Muy lindo, pero irreal. Las tareas escolares para realizar en casa, de entrada, sólo van en esa dirección. De ninguna manera se contempla que el alumnado se lleve tareas domésticas a la escuela. Y me refiero a cosas tan simples como puede ser traerse los achiperres de limpieza del calzado para limpiarse los zapatos en la clase de primera hora de la mañana. O prepararse el bocata del recreo o reproducir una escena teatral de la estima del amor de una madre.

O, también, lo que ya hemos repetido en varias otras ocasiones, que el sistema escolar no enseña cinco cosas que son esenciales en la vida moderna:

A comer

A conducir automóviles

A follar

Informática

Inglés

Todo eso hay que aprenderlo por la calle o en academias privadas

Rectificamos. En los últimos años, la realidad ha obligado al sistema educativo a introducir ordenadores en la escuela—lo que no quiere decir que se enseñe informática más allá del nivel usuario—y el aprendizaje de una tercera lengua se ha hecho obligatorio aunque con resultados precarios. En los comedores escolares se da de comer, pero no se enseña formalmente a comer y, mucho menos, a alimentarse o a disfrutar de la gastronomía.

Añadimos aquí una breve anécdota proporcionada por un conocido cocinero. Le pregunta a una mocita de 3 años y medio cuál es su plato preferido del comedor escolar. Le responde: “No sé. Son todos blancos” (sic).

 

Lo del sexo y la conducción lo dejamos para otro día.

Ordenar tareas para la casa de forma indiscriminada no tiene en cuenta la diversidad social. Muchas familias no tendrán ni el espacio, ni el tiempo ni la motivación, para completarlas. Otras resolverán el tema expeditivamente realizando ellos mismos las tareas. Entre estos extremos hay una miríada de actitudes, experiencias y realidades que con frecuencia no generan más que rechazo, frustración o sentimientos de culpabilidad de padres y alumnos a lo largo de todo el proceso educativo considerado como obligatorio.

Dejamos la discusión abierta para los que quieran asumirla. Pero a los pediatras que se encuentren en su consulta con preguntas o problemas con dificultades relacionadas con los deberes, aparte de descartar causas objetivas que puedan ir desde los defectos del aprendizaje y dislexias diversas, hasta conflictos sociales domésticos, mejor que intenten desactivar la trascendencia de las tareas escolares fuera de la escuela. Tranquilizar a las familias y, si es posible, ponerse en contacto con la escuela e intentar poner algo de razón en los proyectos escolares concretos.

X. Allué (Editor)

Written by pedsocial

4 marzo 2015 a 9:40

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5 respuestas

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  1. Se te olvida otra cosa que no se enseña en el colegio y que, a mi juicio, sería mucho más interesante que, pongamos, la religión. Primeros auxilios.
    Odio los deberes. Quitan tiempo de estar en familia. Y no creo que ninguno estuviéramos de acuerdo con llevarnos un poquito de trabajo a casa como forma de implicar a mi familia en mi trabajo. Por no hablar de que eso fomenta las diferencias entre alumnos con padres con conocimientos suficientes para echar un cable y alumnos con padres sin esos conocimientos.

    Marisol

    5 marzo 2015 at 8:56

  2. Teniendo en cuenta que el cerebro pasados unos 20 minutos de prestar atención a una explicación empieza a bajar el nivel de atención, la otra mitad de la clase de debería emplearse en poner en práctica lo explicado.
    Mi pregunta ¿quién cree que un niño de 3-4 años va a aguantar lo suficiente para decorar/realizar una manualidad más de 15 minutos seguidos?, implicación de la familia sí, pero adivinen quién acabó decorando la flor de «ogoño» con cáscaras de nueces y castañas, y quién se las acabó comiendo y pegando las piezas de lego por doquier, quién hizo el pompón (previa visualización en internete, hacia 30 años que no hacía un pompón) y quién acabó jugando al fútbol con él, quien hizo una espada con material reciclado para la función del cole y quién acabó jugando a «star wars» con la escobilla del wáter, quien pegó gomets en el libro viajero y quién en la pared, quién tuvo que lavar el polvo de la mascota del peluche de clase y qué clase de polvo tuvo la mascota de casa con el peluche… quien compró una camiseta con la «S» de superman para no tener que elaborarla y coserla a mano en gomaespuma para la función del cole, y a quién riñó la profe porque tenían que ser todas iguales y tuvo que coser la «S» falsa de gomaespuma encima de la oficial de la camiseta, si alguien lo entiende que me lo explique, a razón de varias celebraciones/manualidades anuales: sanmaín, castañada, navidad, carnaval, postres populares día de la paz, día del trabajo, el de la música, el de la pintura, el de la lengua co-oficial, el de la extranjera, el día del deporte el de los abuelos, el bocata solidario, el de puertas abiertas, el multicultural, fin de curso, cada estación y su explicación y su tarea correspondiente, a ver quien no se agobia es un santo y me dá que esto no mejora según el retoño crece, y si a eso sumas extraescolares, nosotros vamos a yoga adivinen porqué y a cocina (qué daño hace el pequechef!)

    Saludos empáticos

    Verónica

    5 marzo 2015 at 12:18

  3. Ah! según me entero, los «deberes», llevarse trabajo escolar a casa, estaba prohibido en España desde los años 50!!! (no tengo la referencia pero seguro que anda por ahí)
    Además la prohibición fue mantenida de forma explícita en la reforma Maravall, la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), de 3 de octubre de 1990 (publicada en el BOE de 4 de octubre), pero quien se acuerda de todo eso…

    Xallue

    6 marzo 2015 at 10:40

  4. Pero qué razón tenéis…. A mí me estresa mucho más recortar la bolsa de basura para hacerle su disfraz de «pintor» que dar una sesión clínica delante de 200 personas… a cada uno lo suyo! y no creo que fomente su autonomía, si por definición son cosas que ellos no pueden hacer, no? Y de más mayores, estoy de acuerdo con Xavier sobre que es una expresión de las deficiencias del sistema educativo. Los niños necesitan el juego, juego libre, en el parque, en la calle y si no hay más remedio en casa, con poco adulto (algo de adulto por lo de la seguridad, vamos). Nos estamos cargando ese juego y llenando los hogares de exigencia y ansiedad. Padres exigidos, niños exigidos. Padres ansiosos, niños ansiosos. Creo que tanto como profesionales como como padres hemos de mirar un poco hacia dentro, y en vez de «quedar bien» luchar por el derecho al disfrute y a una vida familiar y escolar saludable.

    aninabarbero

    10 marzo 2015 at 10:00

  5. […] en marzo del año pasado: https://pedsocial.wordpress.com/2015/03/04/deberes-home-work/, con unos cuantos suculentos […]


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